Retrospectivas, men at work y previsiones de agenda semanal

Resaca de elecciones catalanas, los titulares destacan la influencia de la pandemia en la baja participación, que alcanza unos niveles tan bajos, tan bajos, como los de las municipales en mi pueblo. Google Fotos me recuerda una de mis instantáneas más entrañables, de un fin de semana de 2015 en Cañaveral de León. En mi caminata matinal, la plaza vuelve a la vida de los bares abiertos y los desayunos en los veladores bajo un sol primaveral; trabajadores retirando los adornos navideños (sic) y cuadrillas de hombres con largas escaleras recolectando las naranjas de los árboles en La Moneda. Alguien deja olvidada una ‘H’ en el banco donde habitualmente me siento a hacer mi ronda de llamadas telefónicas pendientes.

El camino de esta semana transita por las asambleas de Lebrija, Carmona (ya celebradas cuando leas esto), Martín de la Jara, Sevilla Macarena-San Jerónimo, Lora del Río, Guillena, Los Palacios, Arahal, Cantillana, Gilena… y seguro que me dejo algunas sin nombrar. Además, el miércoles por la mañana asistiremos a una sesión por videoconferencia con nuestro grupo parlamentario andaluz, dedicada al asunto de las casas de apuestas (sobre lo que ya se ha hablado aquí en más de una ocasión), y por la tarde mantendremos un encuentro con Podemos y Marea Blanca sobre la situación del Hospital Comarcal del Aljarafe. El jueves participaré en la concentración convocada ante el centro de salud de Montequinto y el sábado, si nada lo impide, asistiré a la presentación del libro ‘Cambiar la vida. Cambiar la historia’ de Manuel Vázquez Montalbán, que correrá a cargo de Francisco Sierra, Paula Garvín y José Manuel Martín Medem (director de Mundo Obrero).

PD: De alguna manera tendré que hacer un homenaje a las 8 ó 10 personas que leéis cada día lo que escribo en el blog (bueno, tal vez algunas más). Porque tiene mérito esa actitud recalcitrante, que no pilla de nuevas, que ya se conoce la trampa de añadir anécdotas, sentimientos y canciones raras (que, oh colmo, no suelen ser la alegría de la casa) para ir entremetiendo proclamas y agendas políticas.

Que merece la pena esa alegría que me da el reporte de visitas del administrador de WordPress, vaya, distinta a los megusta y retuits y lecturas del canal de Telegram, la sensación de pasaba por aquí (ningún teléfono cerca) y hasta a veces algún mensaje de cariño que tampoco sé cómo devolver, por sincero, cercano, calor local. Quienes hemos aprendido a esperar sin razón sabemos que son malos tiempos para la empatía y para contravenir los cánones impuestos por las prisas del like.

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